Omar Chehade no le hace bien al Gobierno. No sólo es una piedra en el zapato, como dice el presidente del Consejo de Ministros, sino que su actitud lleva a cuestionar el liderazgo del actual presidente de la República, Ollanta Humala.
Más directo no pudo ser el mandataria al manifestar que sería bueno que su segundo vicepresidente de un paso al costado. Pero lo dijo como recomendación. Sus palabras sonaron sin la intensidad y sin la convicción con la que suelen expresarse los líderes. Podríamos justificarlo y decir que esta actitud se debió al respeto que tiene por los principios democráticos, ya que no puede sacar a un vicepresidente que ha sido elegido por el pueblo; pero lo que no podemos justificar es que sus opiniones sean irrelevantes para Omar Chehade, quien sigue aferrado al cargo.
Esta falta de importancia que ha tenido la opinión del mandatario es una muestra verdaderamente preocupante que Ollanta Humala, el presidente de la República, no tiene voz ni voto dentro del Poder Ejecutivo, ya que sus palabras, públicamente, pueden ser “pasadas por un tubo”.
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