6 de diciembre de 2011

Ganó el Estado de Emergencia

El Estado de Emergencia era necesario y es por ello que todas las agrupaciones políticas del Congreso han dado su respaldo a esta medida.

Quienes la han criticado sostienen que los pobladores han perdido sus derechos ciudadanos y que los militares realizarán abusos en la zona, pero quienes han estado atentando congruentemente contra la libertad ciudadana –digámoslo claramente- han sido los manifestantes, al no dejar que las personas puedan trabajar libremente, al no permitir el libre tránsito y al no permitir que los estudiantes puedan asistir a sus centros educativos.

¿Puede existir algo más injusto que eso? Definitivamente no.

Nuevamente debemos recordar que las protestas son actos legitimados por la Constitución Política del Perú. Todos tenemos el pleno derecho de protestar, pero una vez más debemos recordar que los derechos de una persona terminan cuando comienzan los derechos de otra. Al violentar y sabotear la propiedad privada, los ciudadanos dejan de convertirse en protestantes y se convierten en simples delincuentes, y el Estado debe garantizar seguridad en situaciones como esas.

¿Habrá sido tardía la reacción del presidente Humala?

Sí ha sido tardía. Pero si el Estado de Emergencia se hubiera decretado hace una semana, cuando las asperezas entre el Gobierno y los líderes regionales estaban mucho más marcadas que ahora, los resultados hubieran sido funestos, y ahorita estaríamos lamentando la muerte de decenas de peruanos, buscando responsables políticos y conociendo a nuevos ministros, como sucedió en el 2009 tras los acontecimientos funestos de Bagua.

Nadie puede negar que el Gobierno estuvo entre la espada y la pared, en una situación verdaderamente preocupante, y, por momentos, pareció perder el control de la situación (en el programa Irradiando criticamos la falta de liderazgo de Humala), pero tras el anuncio presidencial y la llegada de Salomón Lerner a Cajamarca, parece que las cosas regresan a su normalidad y los ánimos huelguistas se van disipando.

Es un punto a favor de Humala, pero esto no basta para dar el problema por zanjado. Se deben iniciar los diálogos, atender las necesidades de las personas y tomar decisiones consensuadas que busquen preservar el medio ambiente y, a su vez, generen desarrollo social y económico a nuestro país.

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