La última semana fue para el partido de gobierno, Gana Perú, un verdadero tiempo de retos. Y todo parece indicar que en este primer examen los resultados no habrían sido aprobatorios. Al estallido de la crisis de Cajamarca a raíz del polémico Proyecto Conga se le han sumado las contradicciones entre el Presidente y los máximos representantes de su partido. La renuncia del asesor Carlos Tapia, los cambios de postura frente a la inversión minera y la oposición de sus antiguos aliados de la izquierda son una notoria prueba de ello. Irradiando analizó en su emisión de hoy las principales implicancias de este tema.
Para ciertos sectores de la población, estos sucesos solo reflejarían una falta de estrategia y liderazgo en el Gobierno para resolver conflictos internos y sociales. Para otros, de diferente posición ideológica, se trataría de las nuevas intenciones de las agrupaciones de derecha para mostrar a las autoridades actuales se presumible incapacidad. Pero la realidad, al margen de los colores políticos, es que las viejas alianzas que llevaron a Gana Perú a la victoria electoral se estarían debilitando (léase, resquebrajando).
Una de las razones de esta supuesta ruptura sería sin duda el alejamiento del presidente Humala de su propuesta inicial con dirección a su llamada “Hoja de Ruta”. Ello supuso la resistencia de ciertas facciones del conglomerado, acentuadas con la designación del gabinete ministerial de tendencia neoliberal. Asimismo, se vio acrecentada con la focalización de sus políticas de Inclusión Social en algunas zonas específicas del país y la ausencia de una visión global del tema que implique un trabajo de comunicación eficaz que libere a la nación de las tensiones.
Finalmente, no puede negarse que, en tanto país multicultural, en el conflicto mina-agua deberá analizarse cuidadosamente la cosmovisión de las poblaciones comprometidas directamente con los beneficios o desaciertos de su aplicación. Ello a fin de preservar la integridad de nuestros recursos naturales y la viabilidad de los proyectos orientados al desarrollo económico del país. Definitivamente, le espera al Gobierno una tarea ardua que está, por el beneficio de todos, en la obligación absoluta de solucionar.
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