Perú y Colombia en una cruzada por la opresión
Durante todo su gobierno, Alan García y su camarada Álvaro Uribe se han investido la insignia de paladines de la democracia, arduos defensores de los derechos humanos y geniales estrategas de una política gubernamental acorde con las exigencias de la modernidad, a diferencia de sus decimonónicos, antisistemas y odiosamente autárquicos colegas Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Sin embargo, dos iniciativas legales han revelado que, contra todos sus alardes, ambos mandatarios pueden también desviarse del sendero globalizante.
Una propuesta eminentemente aprista (con Mercedes Cabanillas a la vanguardia) pretende amenazar el archidemocrático derecho a la libertad de opinión, al presentar un proyecto de ley que obligaría a rectificarse en tres días a periodistas que osen deslizar opiniones que hieran alguna reputación a través de un medio de comunicación –incluso uno como éste-; además de incluir como tercer responsable al propio medio. Esta clase de arrebatos induce a rememorar los funestos días de la dictadura y –por qué no- hasta la estrategia coactiva del SINAMOS, cuya emérita integrante era la propia Cabanillas.
Y mientras aquí la libertad de opinión desfila hacia el paredón, en nuestra hermana Colombia, el Senado acaba de aprobar (con 56 votos a favor y 2 en contra) la convocatoria a un referéndum en pos de una reforma a la Constitución de ese país, con la sola finalidad de legitimar una segunda reelección presidencial, emulando la proeza fujimorista. Otra medida con atisbos dictatoriales que desdice mucho de lo profesado por el actual presidente y futuro tirano Álvaro Uribe.
Es cierto que ambas autógrafas aún pueden ser expectoradas por el Congreso peruano o la ciudadanía colombiana; pero eso no excluye la tesis de que ambos gobiernos no actúan según un verdadero plan de gobierno, por el contrario, se han convertido en una suerte de cachorritos de Pavlov que responden día a día a los estímulos de la coyuntura o, lo que es peor, han planificado una aparente improvisación que persigue un único objetivo: la subasta del Estado y la democracia.
Foto: www.eluniversal.com.co
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