27 de octubre de 2011

Si funcionan como empresas, que paguen como empresas

El fin primordial de la universidad no es la formación profesional sino la promoción y difusión de la investigación, así como la búsqueda de la cultura universal con sentido crítico y creativo. Este no sólo es el ejemplo y la enseñanza de las más grandes universidades del mundo, estos fines están contenidos en la misma Ley Universitaria, la Nº 23733, que es la que rige a todas las universidades peruanas. A pesar de ello, estas obligaciones contenidas en el artículo segundo de la mencionada normativa no hacen sino adornarla, tratar de disimular la relación inversa existente entre el número de universidades de nuestro país y la calidad educativa, esa que se traduce en el verdadero desarrollo de una nación. La universidad en el Perú sufre una crisis generalizada y se agrava más con el afán de lucro de las particulares y la corrupción y desidia que se apoderan de las nacionales cada vez con más descaro. Ante eso, ¿qué hacer como parte de la comunidad universitaria? ¿Con qué autoridad moral y académica podemos nosotros, estudiantes de San Marcos, criticar el 0% de investigación de todas las universidades que nacieron bajo el manto del nefasto y fujimorista DL 882 mientras somos testigos de que el prestigio de la Decana de América se empaña con la mediocridad intelectual, trabas administrativas y la indiferencia política y social de muchos alumnos? El trabajo individual no basta y debe trascender a los salones de clase.


Mientras tanto, una propuesta del Ministerio de Economía y Finanzas vuelve a remecer el ámbito legal universitario. Se plantea la derogación de la Ley 29766, la misma que permitió la exoneración del impuesto a la renta (30% de sus utilidades antes de tributos) para estas universidades, con el fin de que inviertan este dinero en mejoras académicas e investigación. Al respecto, muestro sólo un ejemplo: ¿Fue una mejora académica para la Universidad Alas Peruanas el pagarle el pasaje a Finlandia a un grupo de exparlamentrarios en el 2009? ¿De dónde sale el dinero para esta clase de eventos si no es de una exorbitante ganancia? ¿De dónde sale el próspero patrimonio de la familia Acuña hasta el punto que la Fiscalía sospecha e inicia una investigación por lavado de activos? Y eso que si de ganancias hablamos, hemos de referirnos al artículo 6 de la actual Ley Universitaria: “(Las universidades privadas) son personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro. El excedente que pudiere resultar al término de un ejercicio presupuestal anual, tratándose de universidades privadas, lo invierten a favor de la institución y en becas de estudios”. Los casos mencionados representan la trampa hecha a la medida de la ley.


Ahora salen representantes de universidades privadas a manifestarse en contra de la propuesta derogatoria de su desmerecido beneficio tributario, afirmando que se estaría cometiendo un atentado contra su ejercicio educacional. Bueno, si esta ley tendrá como consecuencia el cierre o quiebra de universidades que entregan grados y títulos académicos como si de volantes se tratasen, pues adelante. Buena suerte, viceministra Laura Calderón, la educación y el Perú agradecerán que lleve a buen puerto su propuesta de reforma tributaria.


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1 comentarios:

Duber sinceramente das pena,no eres más que un pobre imbecil y claro sabes que nadie escucha esa radio ni tu vieja!

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