25 de octubre de 2011

Ciro Castillo, un caso en el que la prensa ha demostrado su podredumbre


Durante los últimos 6 meses el caso Ciro Castillo Rojo ha sido la mamadera de muchos medios de comunicación.

¿Qué pasó en el Colca?...

¡Nadie sabe!, pero muchos parecen saberlo. 

Recién el día viernes los exámenes genéticos confirmarán si el cuerpo encontrado en el Colca es del joven estudiante y, más adelante, los estudios forenses explicarán cómo murió. Sin embargo, muchos tabloides y programas televisivos tienen una explicación concreta –y con lujo de detalles- de lo que sucedió. Para ellos ya hay una víctima, un culpable y las pistas que demuestran que hubo un asesinato. Vaya manera de “respetar la justicia”, de respetar los derechos ciudadanos y de ejercer la “libertad de expresión”.  

Después de muchos años –desde la dictadura de Fujimori- estamos en un contexto más que apropiado para evaluar y criticar la ética de muchos medios de comunicación y de los comunicadores que ejercen el oficio periodístico. Estamos en el momento clave para diferenciar a la prensa basura de la prensa responsable y a los “showmans” oportunistas de los periodistas serios.

Es seguro que muchos sabrán realizar esta clasificación, pero qué se pude esperar de aquellos que se han dejado llevar por las falsas conjeturas de la prensa -creyendo al pié de la letra todo lo que estos periodicuchos dicen- y se han creído con la autoridad suficiente para salir a las calles y gritarle asesina a una joven a la que no se le ha demostrado culpabilidad alguna hasta el día de hoy. Qué se puede esperar de aquellos que han utilizado el nombre de Rosario en las redes sociales para tildarla de loca y homicida. Qué se puede esperar si es precisamente este tipo historias lo que más les  gusta consumir. ¿Acaso es imposible vivir como seres civilizados?

El hallazgo de este cuerpo en el Colca parece haber asustado a muchos. Algunos medios se han lavado las manos afirmando que nunca formaron parte de este juego. Entre ellos se encuentra Frecuencia Latina, que hace poco difundió un video de Rosario Ponce en una sesión psicológica, una sesión que, supuestamente, era privada, y cuya filmación no debió ser nunca difundida, pues atenta contra el derecho a la privacidad de la persona.

Dependerá de quienes resulten agraviados que este constante ejercicio irresponsable del periodismo no quede en la impunidad como muchos otros y que, al menos, por lo poco que queda de decencia, muchos hombres de prensa pidan disculpas por llenar de tanta inmundicia un oficio verdaderamente maravilloso y excitante.

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