¿Quién dice que el periodismo es o debe ser objetivo? Esta puede ser una sentencia reiterada en todos los manuales de la profesión pero lo cierto es que la objetividad es sólo una idea a la hora de redactar. Desde el momento en que un editor elige una noticia y no otra para determinada sección de un diario, ya se muestra cierta preferencia, un sesgo. Así, todos estamos sujetos a captar una parte del redactor en cada nota que leamos, ya sea informativa, interpretativa o de opinión. Resulta curioso mencionar estos campos tan estrictamente delimitados en lo que atañe a la prensa peruana o al menos a ciertos medios escritos de comunicación. Por más que exista la página editorial donde se vierten las opiniones de los principales columnistas, a diario –y en los diarios- somos testigos de cómo se mezcla simple información con posturas que buscan dirigir al lector hacia la línea seguida por el diario. Basta con observar el titular del diario LA RAZÓN del día domingo 13 de abril del presente año -sólo por mencionar uno de los ejemplos más escandalosos-: Trece muertos para celebrar condena a Fujimori. Pasa directamente de la nota informativa a la conjetura de la posible causa del tema, conjetura que como todos sabemos, fortalece la línea que este diario propugna. Al analizar la ampliación, notaremos que toma como fundamentación una encuesta realizada al congresista Carlos Raffo –envalentonado defensor del Fujimorismo- y el gral. (r) Germán Parra, columnista de opinión de dicho medio. Si tomamos en cuenta el nivel de lectura de muchos peruanos, podemos pensar que esta “información” será tomada como cierta, causando así una confusión y una homologación entre lo que ocurre y lo que se opina de lo ocurrido. Si LA RAZÓN sigue exigiendo pruebas que sustenten las sentencias condenatorias contra su líder, ¿tienen acaso ellos pruebas que fundamenten el titular de la mencionada edición y de tantas otras similares? Es evidente que no, basta con revisar sus páginas. Así, este ejemplo no es el único en su “género”, género híbrido entre la opinión personal o sectaria y la verdadera información. ¿Pedirles más seriedad en el tipo de información que se emite? Podríamos ser acusados de atentar contra la libertad de expresión, no queda sino fortalecer el combate de opiniones contra opiniones y no de opiniones contra "opiniones informativas".
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