26 de noviembre de 2010

ESCLAVITUD INFANTIL: Inocencia arrebatada

Por Allison Alcázar

En el mundo se obliga anualmente a más de un millón de niños y niñas a prostituirse, infantes que son usados como mercancía de compra y venta con fines sexuales, y que en muchas ocasiones, se les emplea en la industria de la pornografía infantil. Este tipo de esclavitud llega a miles de países en el mundo; existen mafias que privan de la dignidad, de los derechos y de infancia a pequeños niños que caen en estas redes por diversos motivos: rapto, engaños, etc.

Sobre este tema no existen cifras exactas, las fuentes son tan clandestinas como las mismas prácticas. La ONU ha considerado que los países con mayores casos de explotación sexual son Argentina, Brasil, Sri Lanka, Chile y Cuba. Pero, el Perú no es ajeno a estas prácticas clandestinas, según estudios realizados por ONGs los lugares donde los menores son utilizados y manipulados sexualmente son saunas, bares o edificios.

La ONG peruana Acción por los niños denunció recientemente un aumento sustantivo de niñas en la calle que se prostituyen a vista y paciencia de las autoridades locales. El informe, elaborado por Acción por los niños recoge los testimonios de 45 niñas que ejercen la prostitución en 10 distritos de la capital peruana. Allí se da cuenta de la historia personal de las menores, sus opiniones sobre la realidad a la que han llegado desde muy temprana edad, a través de amigas que las convencieron de que era un “oficio fácil”, o, en otros casos, obligadas.

¿Quiénes son los culpables?

El individuo que busca tener relaciones sexuales con menores

El que crea mafias de prostitución infantil con el fin de lucrar

El gobierno con la política de inacción

El que ve, sabe y calla

Los menores que caen en manos de estas redes tienen pocas posibilidades de escapar. Si no son liberados por la policía pueden terminar siendo vendidos en el extranjero y no regresar jamás. Pueden convertirse en drogadictos o simplemente no volver a recuperar su estado emocional. Por ejemplo, un adolescente de 15 años que ha pasado por este problema tiene pocas posibilidades de recuperarse de los traumas psíquicos y físicos sufridos a una edad en la que el ser humano es tremendamente vulnerable.

24 de noviembre de 2010

"RAJES DEL SANTO OFICIO"

Los medios de comunicación y su ofensiva contra la Iglesia Católica
El último domingo, las páginas del diario Perú 21 mostraron una portada que osciló entre el afán de polémica y el sarcasmo malintencionado. En ella aparecía la mitra papal en una presumible alusión fálica, acompañada de un titular que, sin duda, refuerza esta hipótesis: “Luz verde al condón”. Júzguelo usted mismo.

La reveladora noticia aludía a una supuesta declaración del Sumo Pontífice en un libro que saldría a la venta ayer. En ella afirmaba que la utilización del preservativo podría ser aceptada en casos extremos, como los de prostitución, a fin de prevenir infecciones de transmisión sexual. Una idea revestida de sensatez, una posición eclesial acorde con las nuevas realidades sociales; pero no un “repentino cambio de opinión” ni “una justificación del uso del condón”, como señalaba la página 13 del referido periódico.

Por si fuera poco, el reconocido periodista Pedro Salinas demostró en su columna del mismo día que en cuestiones religiosas solo sabe “rajar del oficio”.

Con un fin que fluctuaba entre la ironía y la blasfemia, calificó la reacción católica contra el uso desmedido del preservativo como una “estulticia” (léase, necedad). Además, sostuvo en un ataque por la espalda a la Iglesia que “los condones son salviríficos y redentores”, “salvan más que las hostias” o, lo que es peor, que “la religión que se cree poseedora de la verdad absoluta puede ser una venda antihigiénica para la salud física y mental”. Nada más ofensivo y reprobable, si se tiene en cuenta que sus argumentos pro-condón son todo menos información de carácter científico o estadístico.

Se respeta la postura editorial del diario y también el anticlericalismo del columnista. Pero de la misma forma en que se enfatiza el sarcasmo contra las ideas religiosas, debería existir una preocupación por conocer a fondo ciertos conceptos elementales de sus estructuras. Así, por ejemplo, Salinas se refiere al cardenal Cipriani como “el monseñor”. Si se entiende que esta expresión traduce “Mi Señor”, resulta evidente la incorrección del artículo masculino. Por otro lado, califica al prelado como “el jefe de la iglesia católica peruana (sic)”, cuando todo la feligresía mundial sabe que la máxima autoridad eclesial de una nación es el presidente de la Conferencia Episcopal de ese país (Mons. Miguel Cabrejos, en el caso peruano).

A través de la historia, muchos poetas, narradores o quienes fungen serlo han pretendido lucir sus habilidades literarias ironizando sobre asuntos religiosos. Un ejemplo, sin duda, el poeta uruguayo Julio Herrera y Reissig. Pero para ello hay que tener talento; de lo contrario, solo se cae en la exageración sensacionalista, en el calificativo absurdo o en el “raje”, del que algunos ya se muestran expertos.

21 de noviembre de 2010

La adolescencia es una etapa de crecimiento, una transición próxima a la madurez. Nadie puede negar que durante esta etapa las personas poseen mayor número de anhelos, sueños y ambiciones; pero, naturalmente, carecen de la instrucción moral y educativa suficientes para afrontar las tentaciones que continuamente se presentan en la sociedad. Y en muchos casos, es esta falta de instrucción la que genera la frustración de sus aspiraciones.

En nuestro país crece constantemente el número de personas que se inician sexualmente antes de alcanzar la mayoría de edad. En ellos, la falta de instrucción respecto a la vida sexual ha generado problemas como el embarazo no deseado, la transmisión de enfermedades venéreas y, lo que es más grave aún, el aborto, hechos que marcan sus vidas para siempre.

Es ante esta realidad que consideramos que la despenalización de las relaciones sexuales entre menores de edad no es una medida que contribuya a solucionar estos problemas ya existentes, sino todo lo contrario. Es una propuesta que contribuye a que los actos sexuales se realicen con el consentimiento de las autoridades, sin que éstas se preocupen por la preparación educativa y emocional que puedan tener estos jóvenes.

No se trata de repartir condones a diestra y siniestra, sino de establecer en los adolescentes una base educativa que sirva como guía al momento de tomar decisiones trascendentales (tan trascendental como lo es el inicio de la vida sexual), para que sus metas dejen de ser sólo sueños fáciles de ser frustrados y se conviertan en verdaderas convicciones.

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